Es hora de elegir mejor. Como siempre, siempre estamos eligiendo, solo que cada vez es más urgente. Nosotros elegimos nunca comprar trigo HB4. ¿Vos qué elegís?
Este podría ser un ensayo con argumentos sobre las irregularidades en la aprobación de la comercialización del trigo transgénico HB4 y los peligros tóxicos del glufosinato de amonio asociado. Quería escribir algo honesto e independiente de la grieta política (y la contraposición de intereses económicos que implica) aclarando que para nosotros el gran dilema no es “Estado o Monsanto” sino “Extractivismo agroindustrial” o buscar crear “Culturas Regenerativas”. Pero en el medio me di cuenta de que no tenía sentido. ¿Para qué sumar otra interpretación en un diálogo de sordos lleno de cinismo e intereses particulares? ¿Para qué repetir una noticia que ya está en los grandes medios de comunicación? ¿Para qué aburrir con argumentos si más de mil científicos publicaron un documento detallando los motivos de su rechazo? ¿Cuánto puede influir este texto en un blog cuasi- invisible en la concientización de la población? Las dudas anteriores nos llevaron a buscar una alternativa más activista, más concreta.
Como siempre, lo que hacemos vale más que lo que decimos. Y acá sólo lo decimos con la intención de inspirar acciones parecidas. Nos preguntamos, ¿qué podíamos hacer concretamente desde zafrán para contra-restar (¿contra-sumar?) este hecho que profundiza el sistema agroalimentario global que no queremos? Desde nuestro modesto lugar, una PyME alimenticia de triple impacto, podíamos hacer al menos una cosa: nunca usar trigo transgénico. Y para estar seguros, nuestra elección es simple: No compramos nunca más trigo convencional, de ahora en más usamos solamente trigo orgánico o agroecológico o biodinámico o regenerativo (el título no es lo que más nos importa), de productores que conozcamos con nombre y apellido.
No somos los únicos, y mucho menos los primeros, que pensamos que esto no puede ser. Hace años deberíamos haber elegido sólo trigo orgánico. Por suerte hay personas, muchas, que viene trabajando fuerte para conservar semillas, para producir cuidando el suelo y la biodiversidad. Por suerte nos encontramos con Gonzalo y Noelia, de Fincas el Paraíso, un emprendimiento familiar radicado en Trenque Lauquen, Buenos Aires. Ellos producen trigo orgánico, usando sus propios bio-insumos, cuidando y compartiendo sus semillas, siendo guardianes de su tierra. No sólo eso, también lo muelen en molinos de piedra de baja escala, a baja temperatura, buscando cuidar cada nutriente de esas semillas. Esta es la harina que usamos desde junio 2022 para todos nuestros alimentos. Esta temporada sembramos con ellos 60 hectáreas de trigo orgánico, que será la harina integral que vamos a usar en el 2023. Nos emociona asociarnos a personas que trabajan así, que comparten nuestra mirada del mundo, que buscan soluciones reales para mejorar la alimentación y cuidar la vida en la tierra. Seguiremos buscando replicar este modelo con todas nuestras materias primas.
Basta de falsas soluciones. Lo bueno de las crónicas testimoniales es que no necesita largas argumentaciones. En zafrán vemos como una gran imprudencia (por no decir una locura) la liberación en el ambiente del trigo HB4, porque inaugura el riesgo de la contaminación genética de todos los demás trigos, por la polinización cruzada vehiculizada por los vientos, más otros peligros vinculados al contrabando de semillas y el uso de agrotóxicos (¿fitosanitarios?). Tenemos miedo de que no queden trigos seguros en la región. No queremos seguir apoyando un modelo que sigue la gran falsa solución, más de lo mismo, un trigo resistente a las sequias, sequias que trae este mismo modelo.
Vamos a seguir haciendo recetas honestas, con pocos y buenos ingredientes. No estamos dispuestos a correr el riesgo de que en el futuro cercano nuestros alimentos contengan residuos de glufosinato de amonio. ¿Podríamos seguir mostrando en nuestros packs la enumeración de ingredientes y el “y nada más…” con la misma honestidad? ¿O acaso deberíamos aclarar que la receta “podría contener residuos de un herbicida quinces veces más tóxico que el glifosato”? No queremos más químicos en nuestra comida. Vamos a comunicar y prensar esta decisión para inspirar otras parecidas y así poder influir en políticas públicas transformadoras del sistema alimentario global. Porque creemos que el trigo de la región esta en peligro (con la liberación del HB4) pero confiamos en que la Salud aún puede salvarse (la del planeta y las personas que es una sola). Esta pequeña y libre elección manifiesta una oposición a seguir ahondando el modelo que provoca desmonte, pérdida de humedales, incendios, avasallamiento de poblaciones en pos de la expansión de la frontera agrícola y el ingreso de divisas.
Expresa también que no queremos una ciencia (poco importa si es nacional, extranjera, privada, mixta o marciana) al servicio del lucro individualista sino de todo el mundo. Alcanza con mirar los avances tecnológicos en materia de “alimentación” de los últimos 60 años (colorantes, emulsionantes, conservantes, símil alimentos, packs plásticos y un sinfín de químicos) para comprender que importa más la rentabilidad que la salud. No les importó que los ultra-procesados llenos de grasa, sal, azúcar, calorías y químicos aumenten las enfermedades crónicas no transmisibles de la población. Lejos de eso, las corporaciones lucraron también con el tratamiento de los males que habían generado. ¿Por qué creer ahora que estos avances van hacia el bien común? ¿Por qué aceleraron una decisión con tantos riesgos? ¿Qué significa que el primer trigo transgénico del mundo sea argentino? ¿Llegamos primeros o somos los últimos? ¿Cómo afectará nuestra comercialización de trigo en el futuro? ¿Cómo deben leerse las aprobaciones de la soja HB4 de China o del Trigo HB4 de Australia o Nueva Zelanda en este contexto de gran inestabilidad global e inseguridad alimentaria? No estamos seguros. Lo que sí sabemos es que por acá (con los dos ojos en la productividad y ninguno en la Salud) no saldremos de esta crisis total. Lo que sí deseamos es que los consumidores conscientes expresemos nuestro rechazo.
El activismo de las personas (y de algunas empresas) es lo que logra cambiar los negocios de corporaciones y gobiernos. Activemos. Como podamos, como nos salga. Puede ser en la calle, en redes, en el congreso, o simplemente no comprando pan o fideos o harina o galletitas si no sabemos con qué trigo se hicieron.
Nito Anello, co-fundador de zafrán y zafranito
Notas relacionadas: https://www.zafran.com.ar/organico/trigo-transgenico/